domingo, 29 de julio de 2007

Dina Bellrham: La oscura libélula que arde en luz



Por
Jesús Ademir Morales Rojas.


Lo maravilloso de esta vida es que cada día nos aporta una nueva razón de desaparecer.
Cioran.
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¿ Todo es más fácil sin corazón?
A veces pienso que soy un tiesto
Con un rosario de núcleos níveos
Y el hombre… y el mundo…
aprende a ser amor…
Soy el amor del pueblo
La boca del lírio
Y todos me atavían de grietas …

… todo vale mientras mis alas
permuten una péndola en éxtasis

¡Absórbanme hijos efímeros!
Que yo soy un verso siempre.

( de Absorbez-moi )



Dolor, insuficiencia, frustración… que el mundo pende del vacío es notorio y angustiante; y sin embargo existen seres que pugnan por impedir su caída irreparable, su perdición absoluta.

La poesía de Dina Bellrham es un testimonio valioso de este afán redentor, que transmutándose constantemente, de manera tortuosa muchas veces, vaciándose en palabras- reservas de ser extraviado, alimento para las almas extenuadas, consigue realizar un acto de sacrificio singular y disimulado, pero que a la larga, da un fundamento, no obstante frágil y cristalino, suficiente para todo el entramado de lo real que nos contiene y propicia.

Mis amores han sido un cúmulo de intensidad rota.
Mis manos siempre han latido para un vuelo efímero.
Pero yo soy así, intensa y lúgubre. Solitariamente feliz.

…Si me he hecho ojos universalmente…

…Más bien soy el mar. Por que quiera o no arrastro a mi costado
inmundicia y ternura. Soy una esponja pasiva.

A veces creo que poseo una capa de poderes paradójicos y puedo metamorfosear el núcleo de este mundo impío.

( de Carta al Doctor)

Es posible realizar una lectura de las composiciones de la autora en donde se identifique el siguiente esquema:

1) Yo ( el enunciante poético/la autora)
2) El (el ser amado/el destinatario del mensaje del texto)
3) La palabra (pétalos pintados y silencios rojos/ el poema/la escritura)

La interacción de estos tres núcleos compositivos da como resultado una dialéctica singular que se resumiría de la siguiente manera:

a) Primera negación (la poetisa se niega así transmutada en versos)

La poetisa / el anunciante poético se aliena hecha palabra, se desconoce en términos elegantes por su desnudez, por su anatomía expuesta en forma “higiénica” (tal vez la formación en ciencias médicas de la autora faciliten esta transición) y este vaciamiento de la identidad en poema se manifiesta en muchos modelos bellos y expresivos:

He puesto a secar mi atrio
donde emergen las palabras…

Todo es más fácil sin corazón

(De Absorbez- moi)

Yo me siento invisible,
archivada en un lienzo arcaico
que nunca fue famoso…
(De Retour)


estoy presa en mi reflejo de humana…

( De Epístola (prosa poética)


Mis manos no entienden
su desnutrida ansiedad de enanos
ni estos ojos su inesperada esquirla
que deambula en su esqueleto de ruedas

( De arañas bipolares)




Segunda negación ( los versos no bastan para acercarse al ser anhelado)

b) El intento expresivo de la autora nunca puede culminar su cometido en primera instancia, por la falta de sensibilidad del ser amado o su ausencia, y en el caso del clímax amoroso, la deleitosa despersonalización de ambos participantes, motiva la limitación inherente de unas construcciones tan lúcidamente hermosas, como insuficientes para contener el momento que tratan de rescatar:

He decidido tejer demencias
en mis plumas de cóndor níveo…
sin ti…
prefiero llenar mi plato
con navíos de sobredosis…
(De arañas bipolares)

Entre tanto
subamos al proscenio
y disfracemos el beso
cobijemos al tiempo
y su complejo de ciempiés…

Entre tanto amor mío…
seamos desconocidos

( De Delirios II)


Noches sódicas tatúo
mientras me hago la dormida.
A veces creo que me odias
y remites un gesto escatológico
desde el lupanar donde habitas

(De Retour)



c) Afirmación (De la anterior insuficiencia brota el poema, que al servir de alimento al lector, repite la dialéctica implícitamente al negar todo lo que en él se lee, sin embargo, esto da como resultado la perduración del ser, el avance dialéctico, la salvación del mundo)


La poetisa se ha hecho palabra, poema, libélula en vuelo, buscando expresar el fracaso permanente por atesorar por completo al ser amado; ella ya expuesta en versos se ofrenda de alimento, de cura, a los ojos del lector (los suyos propios también por lo consiguiente) que al participar de la obra, al transformar en palabras leídas todos los elementos virtuales que la propiciaron, la niega, pero en el interior del lector, las semillas de vida que la autora deposita en sus obras, germinan, y construyen una perspectiva de mundo particular en donde ahora se poseen sentimientos, evocaciones y vivencias de las que antes carecía: la oscura libélula, proveniente de las umbrías regiones del sufrimiento, se ha ofrendado hecha luz, queriendo alcanzar la luna, para iluminar al mundo, y hacer evidente que era totalmente distinto a lo que siempre, de un momento a otro, se pensaba.

Morir! …
mi fin de rinoceronte
mi dolor de hormiga

Estoy feliz.

( De arañas bipolares)




…Alguien me sonríe
mientras expando mis piernas
como un libro…
… El pentagrama digiere el último calor…
-el silencio vuelve contigo-
(De Do-re-mi)


¿Y yo?
También necroso animales
que penden de un árbol…
deletreo entes cobijados en letras…

Yo no soy tuya
estos pezones contienen maná
para mi lumólogo…
la entrepierna incorrupta
para la lanza latente de poesía …
tus ramas están en otoño perenne
y yo cumplo todas las estaciones
¡FLOREZCO!

(De no es ego, es cansancio)



Siempre nazco enamorada (defecto de fábrica)
y con una mujer extasiada de telarañas…
volveré a ser tu monstruo bajo el catre
inevitablemente reconocerás mi poesía de montes esotéricos
y eternamente seremos nada.
¡Nada, cuando yo fui todo!
Seguirás temiendo mi epidermis
humedecida en latidos esnóbicos…
no existe elixir para mi mal
muero y nazco hecha amor…
Y también me suicidaré así…
Porque aunque los dedos derramen
nuestros arrebatos
soy como soy…
podridamente amante

(De Demasiada)




Todo y nada, negación de la negación: el amor.

La poesía de Dina Bellrham es en última instancia un sacrificio de amor, tortuoso, demandante y absoluto, una ofrenda motivada más que por el silencioso ser amado, por el amado ser del silencio, que nos retorna obsequiado por esta poetisa redentora, que se vuelve vieja cuando escribe, donando su vida en la savia de su péndola, para devolvernos ese silencio que nunca ha dejado de expresarse en el vacío de un mundo inerme, pero que ahora, conmovido por esta entrega de la libélula extasiada, es un silencio agradecido, por haber podido disfrutar por un momento apenas, de ser el fecundo sonido radiante y fugaz, de la luz.


El numen de ayer ha dejado semillas
su secreto es mío…
somos amantes y enemigos…
(De Epístola -prosa poética-)


No es que no me ame. No concibo la idea de que no me amen.
Yo que soy libélula, árbol almacenando ramas.
Yo, amor.

(De Carta al Doctor)




Sitio de la poetisa Dina Bellrham:
http://bellrham.blogspot.com/







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